Leyendo a Jorge Luis Borges, he encontrado en varios de sus textos o conversaciones publicadas aluciones a la palabra Riobamba, mejor dicho a la calle Riobamba, una de las tantas que cruzan la ciudad de Buenos Aires. Ello me ha llamado la atención; la asociación de esas dos figuras, la del ilustre escritor argentino y la del nombre de mi ciudad, Riobamba, fundada en 1534, dos años antes que la capital argentina, insita mi imaginación. Imaginar a Borges caminando por la calle Riobamba está bien, pero imaginarlo caminando por las calles de Riobamba es ciertamente borgeano más que riobambeño. Pero para la maquina de la imaginación todo es válido. Y da frutos.
Dice el maestro argentino en una plática en la que se refiere a ese sentimiento intransferible llamado miedo:
"Uno cree todo. A mí me habían hecho creer que el Palacio de las Aguas Corrientes, así lo llamaban antes, estaba lleno de agua. Yo creí entonces que era un gran tanque y tenía miedo que se inundara toda la ciudad si llegaba a romperse. Evidentemente no es un tanque de agua, pero yo tenía miedo que ocurriera eso. Tenía cinco años, claro".
Para nuestra información: el Palacio de las Aguas Corrientes está ubicado en el cruce de las calles Cordoba y Riobamba en Buenos Aires. Pueden consultar el dato en la siguiente referencia en la red
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